La sede del Colegio de Arquitectos incorpora un restaurante para obtener más ingresos

El Colegio de Arquitectos de Alicante acogerá un restaurante de 250 metros cuadrados en la planta baja de su sede, en la plaza de Gabriel Miró. Este proyecto ha sido seleccionado entre una decena de propuestas para alquilar parte del inmueble. De esta forma, el Colegio de Arquitectos espera obtener una nueva vía de financiación que le permita afrontar la mala situación económica. Y es que la crisis ha obligado a reducir en los últimos años la plantilla de esta entidad de 63 trabajadores a sólo 22.
La empresa que quiere abrir el restaurante tendrá que enviar el anteproyecto al colegio «en el plazo de 15 ó 20 días», según explica su presidente, Antonio Ortega. Posteriormente, «un equipo formado por tres o cuatro arquitectos estudiará bien la propuesta» para garantizar la calidad y el cuidado estético de este proyecto para que guarde consonancia con el edificio que va a ocupar. Y es que, tras años de restauración, en 2005 el Colegio de Arquitectos estrenaba su nueva sede de 2.300 metros cuadrados en la emblemática plaza de Gabriel Miró.
El edificio del siglo XIX y con fachada protegida fue adquirido a la familia propietaria ante la imposibilidad de acometer la reforma por sí sola. Los trabajos de restauración devolvieron a la ciudad un edificio histórico que le valió varios reconocimientos, entre ellos un premio Importante concedido por el diario INFORMACIÓN.
El Colegio de Arquitectos aún no ha valorado la cuantía económica que obtendrá con el alquiler de esta parte de su sede. «Hay que analizar la inversión que se va a hacer, así como establecer periodo de duración y otros detalles de la operación», asegura Antonio Ortega.
En los últimos meses la institución ha recibido varias propuestas de diferentes empresas interesadas en instalarse en uno de los rincones más emblemáticos de la ciudad de Alicante.

Diferentes peticiones
Entre estos proyectos había peticiones para abrir superficies comerciales, academias y despachos profesionales. Otra empresa pugnó por alquilar el ático, sin duda una de las joyas de este edificio. Estas iniciativas fueron rechazadas de plano por la institución que desde el principio se ha mostrado muy selectiva con su futuro inquilino.
«Tenemos muy claro que la actividad que se desarrolle en este espacio debe de ser complementaria a la del Colegio de Arquitectos y en consonancia con el diseño del inmueble», explica Ortega. La opción de alquilar el ático quedó así mismo descartada, «porque otro de los requisitos es que los accesos principales al colegio son de uso exclusivamente nuestro».