En 2006 se visaron en España 920.199 viviendas, una cifra que pasó a ser de 110.862 a finales de 2009. En ese mismo periodo el número de arquitectos colegiados pasó de 45.230 a 54.660, casi un 21% más. Son datos del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos que dibujan la dura realidad a la que se enfrentan en estos momentos los profesionales de la arquitectura en España. «Las 15 viviendas visadas por arquitecto y año, que se han mantenido en España constantes durante 24 años, de 1983 a 2007, han caído hasta cuatro viviendas al año. Es decir, los arquitectos como colectivo hemos tenido en el último año la cuarta parte de trabajo que en años anteriores», explica Gonzalo García, arquitecto y fundador de la consultora Arqueting.
El mensaje en el sector es claro: no hay trabajo para todos y hay quién duda de que pueda volver a haberlo en un futuro próximo. El cierre de muchos pequeños estudios de arquitectura ha dejado a muchos profesionales sin trabajo y ha obligado a otros a abandonar su estatus de profesional liberal para convertirse en asalariados en estudios más grandes. En algunos casos la solución ha sido más drástica. Así, hace unos meses desde el colegio de arquitectos de Galicia se reconocía que algunos profesionales han decidido trasladarse a otros países -especialmente en Europa del Este- en busca de oportunidades profesionales.
«Entre los arquitectos predomina una actitud mental que excluye cualquier trabajo que no sea proyectar y edificar, la esencia del arquitecto profesional», explica Gonzalo García. Como experto en el sector, el presidente de Arqueting sostiene que los arquitectos van a tener que abrirse a nuevas salidas profesionales muy alejadas de ese perfil clásico del arquitecto de proyecto.
Algunas de esas salidas están muy relacionadas con la profesión -es el caso del diseño industrial, el grafismo, la dirección de obras o el cálculo de estructuras- mientras otras suponen un cambio de mentalidad mayor. Opciones como la de ejercer como facility manager (responsable de los espacios físicos de una organización cuya labor es gestionar su mantenimiento, planes de crecimiento y su ocupación); project manager (profesional independiente que actúa en lugar de la propiedad en un desarrollo inmobiliario para que todos los componentes cumplan las especificaciones, presupuesto y plazos); analistas de inversión inmobiliaria en instituciones financieras, corresponsales de arquitectos extranjeros en España, o arquitectos de estructuras efímeras, como decorados y estands. «Nuestra preparación nos capacita para muchas cosas», insiste Gonzalo García, quien tiene claro que la realidad económica impone optar por la diversificación. «No hay proyectos para todos ahora, ni siquiera para la mitad, ni para la tercera parte de nosotros», concluye.
Mirar hacia el exterior
No hay más que darse una vuelta por los foros de empleo para arquitectos en internet para advertir la cantidad de profesionales que barajan una salida al extranjero como forma de hacer frente a la crisis.
En caso de no querer trabajar como asalariado, una primera opción implica vender en el extranjero el trabajo realizado en España. Así, explican desde Arqueting, hay arquitectos que pasan un par de semanas cada dos o tres meses en otro país para captar encargos, cuyo proyecto básico se desarrolla en España y posteriormente se ejecuta en el extranjero con ayuda de un arquitecto local. Para que compense, debe tratarse de proyectos medianos o grandes y en países de poca competencia (China, India, Malasia, Sudáfrica, Europa del Este, etc.). La segunda opción es válida para aventureros: dar el salto y trasladar el estudio al extranjero.
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