¿Cuál es el fin de la arquitectura? Conforme el diseño y la construcción avanzan, son más los arquitectos que intentan desmarcarse de las clásicas ideas de urbanismo o edificación. Si hasta hace unos años lo importante era que un edificio o una vivienda llamara la atención y se hablara de ella ahora el minimalismo se impone a la ostentación.
Éste es el caso del arquitecto Peter Gluck que ha conseguido que su proyecto situado junto al lado George, en las montañas de Adirondack, en Nueva York, se camufle con el medio que lo rodea. En esta particular vivienda, de alrededor de 6.600 metros cuadrados hay espacio para vivir, para pernoctar y para disfrutar de los momentos de ocio. Porque esta atípica casa del lago cuenta, además de con un gran espacio verde exterior, de varias terrazas y patios así como una piscina.
En este proyecto, del que se ha hecho eco Architectural Record , Peter Gluck ha dividido la construcción en dos partes. Por un lado, está la oficina, en la parte superior de la construcción y, ‘bajo tierra’, la vivienda en sí y una zona para los momentos de relax que cuenta, además de con una larga piscina, con un anfiteatro, un gimnasio y una sauna. Además, la vivienda cuenta con casa de invitados y largos caminos donde perderse entre los árboles del parque de Adirondack (Nueva York).
Y es que el verde que rodea a esta vivienda la sumerge en la más profunda tranquilidad pero, a distancia. Nada más entrar al recinto, según indica la publicación especializada en arquitectura, las visitas se topan con un garaje gigantesco donde ‘deben’ dejar sus coches para subirse en ‘buggies’ de golf y conducir hasta la casa en sí. Un ejemplo de la ecología del inmueble.
El terreno sobre el que está construida tanto la vivienda principal como sus aledañas está en pendiente. Esto supondría un incordio a no ser porque ofrece unas vistas maravillosas del parque natural neoyorquino. Tanto el suelo como las paredes de hormigón son impermeables para que no haya problemas a la hora de regar el césped que cubre ambas partes de la vivienda y evita también filtraciones en caso de lluvia. También, de esta manera, el arquitecto reduce la energía, ya que la casa se mantiene fría en verano y más cálida durante los meses de frío.
A simple vista, en la parte superior de ‘la colina’ lo único que se ve es la oficina del propietario con unas maravillosas vistas sobre el lago. El resto del edificio, aunque está construido ‘bajo tierra’, se impregna de la luz natural que entra ya no sólo por las ventanas de madera que inundan las salas sino por un tragaluz sobre la piscina. La vivienda principal, aunque más privada, también se mantiene en contacto con la naturaleza a través de sus ‘paredes’ de cristal.
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